Comprendiendo el Alzheimer: más allá de la simple pérdida de memoria

La enfermedad de Alzheimer es una condición neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente a la memoria, el pensamiento y el comportamiento. Aunque a menudo se asocia con el envejecimiento, es importante diferenciar entre los olvidos ocasionales que son parte normal del envejecimiento y los síntomas persistentes y debilitantes del Alzheimer.

El Alzheimer fue descubierto científicamente en 1906, el médico alemán Alois Alzheimer presentó el caso de Auguste Deter, una mujer de 51 años con pérdida grave de memoria, confusión y cambios de conducta. Tras su fallecimiento, Alzheimer estudió su cerebro y observó por primera vez las placas y ovillos característicos. En 1910, su colega Emil Kraepelin bautizó oficialmente la enfermedad como “Enfermedad de Alzheimer”.

¿Qué causa el Alzheimer?

La causa exacta del Alzheimer no se conoce por completo, pero los científicos creen que se debe a una combinación de factores genéticos, de estilo de vida y ambientales. El rasgo distintivo de la enfermedad es la acumulación de dos tipos de proteínas anormales en el cerebro:

  • Placas de beta-amiloide: Son depósitos de una proteína que se acumulan en los espacios entre las células nerviosas. Estas placas interrumpen la comunicación entre las neuronas.
  • Ovillos neurofibrilares de proteína tau: Estos se forman dentro de las neuronas, interrumpiendo el transporte de nutrientes y otros materiales esenciales, lo que eventualmente causa la muerte de la célula.

Estos procesos comienzan décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas, causando un daño cerebral silencioso y progresivo.

Síntomas comunes del Alzheimer

Los síntomas del Alzheimer evolucionan con el tiempo y pueden variar de una persona a otra. A continuación, se describen los más comunes en las diferentes etapas de la enfermedad:

  • Etapa temprana: La persona experimenta leves olvidos, dificultad para encontrar las palabras correctas, problemas para manejar dinero o realizar tareas complejas. A menudo, la persona es consciente de sus dificultades, lo que puede causar ansiedad o frustración.
  • Etapa intermedia: Los síntomas se vuelven más pronunciados y la persona necesita ayuda con las actividades cotidianas. Es común que se desorienten en lugares conocidos, tengan cambios de personalidad y se vuelvan más irritables o suspicaces. Los problemas de memoria se agravan y la persona puede olvidar eventos importantes de su vida.
  • Etapa avanzada: En esta fase, la persona se vuelve completamente dependiente de los cuidadores. Pierden la capacidad de comunicarse de manera efectiva y pueden tener dificultades para caminar, sentarse o tragar.

¿Hay un tratamiento?

Actualmente no existe una cura para el Alzheimer, pero hay medicamentos que pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. Estos medicamentos no detienen la enfermedad, pero pueden ralentizar su progresión en algunas personas y mejorar temporalmente la memoria y la capacidad de pensamiento.

El papel del autocuidado y los cuidadores

Cuidar de una persona con Alzheimer es un desafío inmenso. El rol del cuidador es crucial, y el autocuidado del cuidador es de vital importancia. El estrés, la fatiga y la carga emocional pueden ser abrumadores. Por ello, es fundamental que los cuidadores busquen apoyo en grupos, asociaciones y profesionales de la salud.

¿Es posible prevenir el Alzheimer?

Aunque no hay una forma garantizada de prevenir el Alzheimer, la evidencia científica sugiere que ciertos hábitos de vida pueden reducir significativamente el riesgo o retrasar su aparición. Cuidar de nuestra salud mental y física a lo largo de la vida es una de las estrategias más poderosas.

Estrategias para cuidar tu cerebro:

  1. Mantén una dieta saludable: Una dieta balanceada, rica en frutas, verduras, cereales integrales, pescado y grasas saludables.
  2. Ejercicio físico regular: El ejercicio aumenta el flujo sanguíneo al cerebro y promueve el crecimiento de nuevas neuronas. Se recomienda al menos 150 minutos de ejercicio aeróbico por semana, esto puede incluir caminar, nadar, montar en bicicleta, entre otros.
  3. Mantente socialmente activo: La interacción social estimula la función cerebral. Participar en actividades de grupo, mantener contacto con amigos y familiares.
  4. Estimula tu mente: Mantener el cerebro en constante aprendizaje y desafío es clave. Esto incluye aprender un nuevo idioma o habilidad, tocar un instrumento musical, leer, entre otros.
  5. Duerme lo suficiente: Un sueño de calidad es vital para la salud cerebral. Durante el sueño, el cerebro se "limpia" de toxinas, incluidas las proteínas beta-amiloide, que se asocian con el Alzheimer. Se recomienda dormir entre 7 y 9 horas cada noche.

 

La prevención del Alzheimer no se basa en una sola acción, sino en un enfoque integral que combina una alimentación consciente, la actividad física, la estimulación mental y social, y la gestión de la salud en general. Adoptar estos hábitos de vida desde una edad temprana puede marcar una gran diferencia en la salud cerebral a largo plazo.

Este contenido fue elaborado por la Química farmacéutica María Gladaris Moreno Pérez / Registro Profesional Nº 05.10007.240614.5895

Bibliografía

  1. https://www.alzheimers.gov/es/alzheimer-demencias/enfermedad-alzheimer
  2. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/dementia
  3. https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/52426/9789275322574_spa.pdf

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